Consejos para emprender un negocio con éxito
No hay una receta infalible para el éxito que se aplique a todas las empresas, porque gran parte de emprender un negocio gira en torno a crear nuestro propio camino y hacer lo que nadie ha hecho. Dicho esto, hay algunas características y buenas prácticas clave que los mejores emprendedores tienen en común:
Elige los motivos correctos
No empieces queriendo ser un millonario. Identifica una necesidad o un problema y busca maneras de resolverlo. Concéntrate en el proceso, no en el posible resultado.
Patricia Armendáriz, una de las mujeres más poderosas e influyentes en México, según la revista Forbes, aconseja que lo primero que se necesita para ser un buen emprendedor es la pasión interna y lo segundo, una vez identificada la actividad que más te mueve, es preguntarte si dicho interés tiene un efecto social.
Prioriza el aprendizaje por sobre los ingresos (al menos al principio)
Tu experiencia previa (tanto en tu trabajo diario como en emprendimientos pasados) suele ser fundamental. El 98 % de los fundadores de empresas encuestados dijo que su experiencia laboral previa fue «extremadamente importante» para alcanzar el éxito. De acuerdo con un estudio del Reino Unido, al menos el 50 % de las ideas para startups proviene de experiencias obtenidas en empleos anteriores.
Según el empresario mexicano Arturo Elías Ayub, algo que debes conocer (y tener gusto por ello) son los números para saber qué es lo que está pasando en tu negocio. Cuando aprendes a manejar y conocer tus números puedes tener la certeza de dónde estás vendiendo más, dónde estás gastando mucho y dónde necesitas gastar menos.
Prepárate para tener suerte
La suerte es un factor importante que nadie puede predecir totalmente. Sin embargo, hay muchas cosas que puedes hacer para que la fortuna esté de tu lado:
- Las personas afortunadas sociabilizan
- Las personas afortunadas dan discursos continuamente
- Las personas afortunadas planifican (y ponen en práctica sus planes)
Entiende que la ejecución es todo
Guy Kawasaki dijo, y con mucha razón: «Tener ideas es fácil, lo difícil es implementarlas».
Si eres el primero que ejecuta una idea en el mercado, puedes aprovechar la «ventaja del precursor». En pocas palabras: si eres el primero que incursiona en el mercado con una buena idea, tu competencia tendrá que alcanzarte. Factores como el reconocimiento de marca y costos de cambio trabajan a tu favor y dificultan a otros la tarea de replicar tu éxito.
El ejemplo por excelencia es Amazon. Para cuando su nivel de popularidad llevó a la competencia a fundar sus propias tiendas de libros online, Amazon ya había acaparado gran parte del mercado, lo que hacía que competir con ella fuera casi imposible. Fue su ejecución (y no su brillante idea) lo que cambió la manera de comprar en el mundo.
La ejecución es un hábito que puedes infundir en el ADN de tu negocio. Conviértela en tu prioridad para desarrollar una cultura de acción y ejecución.
Acepta la incertidumbre y el riesgo
Crear tu propia empresa es, esencialmente, un camino hacia lo desconocido. Si no puedes manejar la incertidumbre, tal vez no tienes lo que se necesita para ser un emprendedor. El riesgo no solo es un elemento fundamental en todo emprendimiento, sino que también suele relacionarse directamente con el éxito: cuanto más grande es el riesgo, mayor podría ser la recompensa.
Pero ¿a qué tipo de riesgos se enfrenta un emprendedor? A continuación profundizamos acerca de los 4 riesgos principales:
1. Riesgo de demanda
¿Los consumidores tienen interés en tu producto o servicio? El riesgo de demanda es el deseo de los clientes de comprar o adoptar una oferta.
2. Riesgo tecnológico
Los emprendedores corren riesgos cuando necesitan recurrir a la ingeniería o la investigación científica para crear un producto. Por ejemplo, si planeas encontrar la cura para una enfermedad, deberás asumir los riesgos si el desarrollo científico fracasa.
3. Riesgo de ejecución
Para tener éxito como emprendedor, también debes ser un líder fuerte. El riesgo de ejecución se usa para describir la capacidad del emprendedor a la hora de crear un equipo de empleados y socios fuertes para llevar a cabo los planes.
4. Riesgo financiero
Todos los emprendedores corren riesgos financieros, y es muy común que usen fondos personales para impulsar el crecimiento de sus empresas. Deben operar confiados en que serán capaces de acceder a capital externo de otras fuentes de financiación, como inversionistas, inversores de riesgo y financiación colectiva.
No temas el fracaso: aprende de él
Los estudios demuestran que uno de los indicadores más claros del éxito futuro para los emprendedores son los fracasos pasados. Puede parecer contradictorio, pero considera el fracaso como una herramienta de aprendizaje. En la actualidad, el mantra de las startups es: «persevera y triunfarás». Muchas empresas de la talla de Airbnb y Uber tuvieron que intentarlo varias veces hasta tener éxito.
El fundador de Waze, tras analizar los retos a los que se enfrentan los emprendedores de América Latina, destacó algo muy importante sobre el fracaso: «Si aceptas el fracaso como parte del viaje, entonces vas a decir “bueno, voy a intentar ciertas cosas, unas van a funcionar, otras no. Pero la mejor forma de tener éxito, es fracasando, pero rápido. Si fracasas rápidamente, tienes tiempo para intentar otra y probar otra cosa”, entonces fracasar rápido es crítico».
A la larga, es mejor centrarse en desarrollar un producto con prestaciones mínimas, y basar su lanzamiento y optimización en la opinión de los usuarios, que tratar de tener éxito a la primera con la idea no probada de un producto «perfecto».
Los riesgos que puedas asumir dependerán del tipo de empresa y tus circunstancias. Por ejemplo, comprar un nombre de dominio no implica el mismo nivel de compromiso que crear un prototipo. Lo importante es que crezcas a partir de tus fracasos y estés dispuesto a probar ideas que podrían no funcionar.
Si necesitas un poco más de inspiración no dejes de leer la historia de los emprendedores que cambiaron el mundo.
Emprender es un proceso de aprendizaje y, al mismo tiempo, un camino de descubrimiento. No tienes que saber todo para animarte a dar el primer paso, y cuando empiezas a crear tu propia empresa, casi todo se aprende haciendo. Ya tienes las herramientas y la información que necesitas para empezar. ¡Manos a la obra!